lunes, 13 de septiembre de 2010

Me sequé las lágrimas. Y huí hacia la carretera más cercana. No tenía coche así que no me quedaba más remedio que hacer autostop. 


Por desgracia llegue a parar en una carretera en la que no pasaba ni dios. Esperé. Y llegó.
-¿ A donde vas?
-A cualquier sitio.
-¿Cualquier sitio?
-Sí, pero lejos, muy lejos de aquí.
Subí. Olía a tabaco y a perro. Miré hacía atrás y efectivamente había un perro asomado a la ventana con la lengua afuera. Me esperaba un largo viaje. No sé cuanto duraría lo único que sabía es que no me quedaba otra que mirar el paisaje.

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